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Si aún no es tu caso (o ahora no tienes pareja), es aconsejable que guardes este documento por si llegas a necesitarlo en el futuro.
NO EXISTE UNA SOLA CAUSA
Pero existen otras variables implicadas que dan como resultado una ecuación en la que invariablemente se contempla una disminución del número de relaciones sexuales o su total desaparición.
Entraremos en algunas de ellas con el fin de concienciar de que, además de un posible descenso del deseo sexual, hay otras implicaciones de las que no se habla habitualmente.
Siempre hay una o varias razones para explicar la desaparición del deseo, (psicológicas o fisiológicas) pero esas razones no pueden convertirse en "excusas". Identificarlas con la ayuda de un/a profesional sexólog@, nos ayudará a entender la multicausalidad del problema, y solo así podremos poner remedio.
Una vez ocurre ese estancamiento y ese celibato (forzado o deseado) es muy complejo y difícil que las cosas vuelvan a ser como antes. Así pues, a poco que quieras conservar la relación sin hipocresía, es bueno tener ese dato en cuenta.
ESCENARIO 1: dos velas off
Se trata de una relación de pareja, y una pareja es cosa de dos.
Es posible que por la inacción y la falta de intimidad sexual, las dos velas que representan el deseo sexual se hayan apagado a un tiempo.
En ocasiones existen causas físicas (fisiológicas) que provocan ausencia de relaciones sexuales. Las mujeres sufren la menopausia o desórdenes hormonales que provocan un deseo hipoactivo (bajo deseo sexual).
También existen causas psicológicas que pueden afectar al deseo en el mundo de la pareja. En otras ocasiones, son los hombres los que se sienten invadidos por el miedo a la decadencia física y, en consecuencia, sexual (miedo a "no cumplir" en la cama).
Sea como sea, si la relación de pareja es estable y duradera en el tiempo, y la falta de sexo perdura, el hombre puede entrar en un periodo de apatía, de baja creatividad (baja energía), e incluso puede llegar a ser reactivo a los cambios producidos en la sexualidad de su pareja, llegando a desaparecer su propio deseo.
Por decirlo de otra manera, puede que aparezca en ambos una menor receptividad a elementos o situaciones que anteriormente despertaban el deseo sexual.
A menudo aparece un discurso de aceptación-resignación que es en sí mismo, perverso. Sobre todo cuando coinciden variables femeninas de ella, con condicionantes masculinos de él. También cuando la disminución del deseo sexual se percibe como parte de un proceso natural, (la crianza y educación de los hijos, el cuidado de los padres, o las preocupaciones laborales y económicas, sirven de excusa para no mantener una frecuencia sana de relaciones sexuales).
"Cuando acariciamos una piel queremos acariciar el deseo que despierta nuestro propio deseo en el otro. Una persona que no se calienta, no nos calienta" - Dalmiro Sáenz
Evidentemente la sexualidad es una fuente de placer, pero el acto sexual también puede representar un medio que tiene esa persona para expresarse creativamente, o es su forma de demostrar amor, o puede que sea una necesidad ESENCIAL no cubierta (llamada pulsión "drive" en inglés), algo que esa persona necesita sí o sí, y que si no tiene, su energía terminará por consumirse).
El silencio como un manto que lo envuelve todo.
El problema es que ese manto solamente esconde el malestar debajo de la alfombra, no lo elimina de la ecuación
Por ejemplo, existe una proporción de población femenina que se vuelve más sexual entrados los 40, momento en que se redescubre sexualmente, disfruta plenamente de su sexualidad como nunca, y le aparecen necesidades que anteriormente no tenía (fenómeno conocido con la "etiqueta" COUGAR).
Esto puede crear un efecto negativo en la pareja, pues el hombre puede sentirse de repente agobiado con la exigencia y ponerse en duda su rendimiento sexual, acarreándole una ansiedad de rendimiento que le pueda bloquear y que prefiera no exponerse al “examen”, utilizando conductas evitativas del sexo.
EL SECUESTRO EN EL TIEMPO
Si el problema de comunicación persiste y la falta de sexo se cronifica, para solucionar su necesidad no-cubierta, esas personas pueden tener que elegir entre 4 alternativas, y sólo una es positiva para la pareja.
Hemos puesto ésta última opción en rojo intenso puesto que la condicionante de engañar, conlleva un sentimiento de traición al otro, (pero también a un@ mism@).
Esa falta de coherencia es la que que hace la opción d inevitablemente peor para ti y para la relación que la opción c. Y además, las más de las veces engañar a la pareja solo sirve para postergar lo inevitable: la separación.
CONCLUSIÓN: si te ves reflejado/a con el contenido del artículo, te aconsejamos que, si quieres seguir conservando la relación de pareja, no te conformes con la situación de secuestro, o que dejes de secuestrar sexualmente a tu pareja.
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